¿Sueles tener esos días en los que apenas tienes energía para levantarte de la cama? Todos pasamos por momentos así, donde nuestro cuerpo y mente parecen pedir una pausa. Sin embargo, estos días de baja energía no tienen por qué significar abandonar completamente nuestra práctica de yoga.
El Vinyasa Yoga, conocido por su característica forma de sincronizar la respiración con el movimiento, es una modalidad versátil que puede adaptarse perfectamente a los distintos estados energéticos. En su forma tradicional, esta práctica fluida invita a moverse de una postura a otra en una “danza meditativa”, pero una de sus mayores virtudes radica en su capacidad de adaptación a las necesidades de cada día.
Cuando la energía está baja, la tentación de saltarse la práctica puede ser grande. Sin embargo, mantener una práctica suave y consciente puede ser exactamente lo que tu cuerpo necesita. Una sesión de vinyasa suave permite activar gentilmente el sistema circulatorio y liberar las tensiones acumuladas sin agotarnos. Además de mantener la práctica regular, aprendes a cultivar la autocompasión y el respeto por tus límites, elevando gradualmente tus niveles de energía.
La clave está en adaptar, no en abandonar. Una práctica suave puede ser incluso más beneficiosa que una sesión intensa en estos momentos, ya que ayuda a mantener la consistencia mientras honras las necesidades de tu cuerpo. Como solemos decir en yoga, “la práctica más efectiva es aquella que podemos mantener”.
¿Por qué practicar vinyasa suave en días de baja energía?
Cuando te sientes con poca energía, podría parecer contradictorio realizar cualquier tipo de actividad física. Sin embargo, una práctica suave de vinyasa puede ser exactamente lo que necesitas para revitalizarte de forma consciente y respetuosa.
Una práctica serena de vinyasa nos aporta beneficios significativos a nivel corporal, incluso cuando reducimos la intensidad:
- Mejora la circulación sanguínea: Los movimientos suaves y fluidos ayudan a activar el sistema circulatorio sin sobrecargar el cuerpo, facilitando el transporte de oxígeno y nutrientes a nuestros tejidos.
- Libera tensión muscular: Las posturas sostenidas con consciencia y las transiciones lentas permiten que los músculos se relajen gradualmente, aliviando la rigidez acumulada.
- Estimula el sistema linfático: El movimiento gentil favorece el drenaje linfático natural, ayudando a nuestro sistema inmunológico y a la eliminación de toxinas.
- Mantiene la flexibilidad: Incluso en una práctica suave, se sigue trabajando en el rango de movimiento de las articulaciones y la elasticidad de los músculos.
Una práctica suave tiene un impacto especialmente positivo en el bienestar mental y emocional:
- Reduce el estrés: El enfoque en la respiración y el movimiento consciente activa el sistema nervioso parasimpático, promoviendo la relajación.
- Mejora el estado de ánimo: La práctica gentil libera endorfinas de manera gradual, elevando el humor sin agotar las reservas energéticas.
- Cultiva la autocompasión: Adaptar la práctica te enseña a escucharte, cuidarte y respetar las necesidades diarias de tu cuerpo, fortaleciendo el autocuidado.
- Mantiene la conexión: Seguir en el mat, aunque sea de forma suave, te ayuda a mantener la rutina y el vínculo con tu práctica.
Es importante entender la diferencia entre descansar completamente y adaptar la práctica. Mientras que hay momentos en los que el descanso total es necesario (como durante una enfermedad o recuperación), hay otros en los que adaptar tu rutina puede ser más beneficioso:
- El descanso total implica una pausa completa en la actividad física, permitiendo que el cuerpo se recupere plenamente.
- La práctica adaptada significa modificar la intensidad y el enfoque de la rutina para que se ajuste al nivel de energía actual, manteniendo el movimiento y los beneficios del yoga sin sobrecargar los sistemas.
La clave está en aprender a distinguir qué necesita tu cuerpo en cada momento. Una práctica de Vinyasa suave te permite mantener el movimiento y los beneficios del yoga mientras cuidas las limitaciones energéticas del día.
Preparación para la práctica
Antes de comenzar una práctica suave de Vinyasa, es importante crear las condiciones adecuadas que te ayuden a sacar el máximo provecho de la sesión, especialmente en días de baja energía.
Para hacer tu práctica más cómoda y accesible, te recomiendo tener a mano algunos elementos esenciales, como por ejemplo una esterilla de yoga (mat) antideslizante, ropa cómoda que te permita moverte con libertad y agua para mantenerte hidratado/a.
Además te recomiendo, independientemente que seas o no principiante o bien un yogui experimentado, contar con algunos elementos opcionales.
Entre ellos destacamos los bloques de yoga, que te ayudarán a modificar posturas y hacer la práctica más accesible; una manta, útil para dar soporte adicional y mantener el calor corporal; un cojín o bolster, ideal para mayor comodidad en posturas sentadas y reclinadas y una correa, especialmente útil para mantener el alineamiento cuando la flexibilidad está limitada.
Igualmente importante será la creación de un espacio adecuado para la práctica. El entorno donde practicamos puede influir significativamente en nuestra experiencia, especialmente en días de baja energía.
Te aconsejo prestar particular atención a algunos aspectos:
- Temperatura: Mantén una temperatura agradable en la habitación. En días de poca energía, es preferible un ambiente ligeramente más cálido para mantener los músculos relajados.
- Iluminación: Opta por una luz suave y natural si es posible. Evita luces muy brillantes que puedan resultar estimulantes en exceso.
- Ventilación: Asegúrate de que haya una buena circulación de aire, pero evita corrientes directas.
- Orden: Despeja el espacio alrededor de tu mat para moverte con libertad y mantener la mente tranquila.
- Sonido: Si lo deseas, puedes poner música suave de fondo o mantener el silencio, según lo que te resulte más reconfortante.
Por último, pero no por esto menos importante, la preparación mental es tan importante como la física, especialmente en días de baja energía.
Ajustar tus expectativas será clave para disfrutar de la práctica, recordando que una práctica suave no es por eso menos valiosa. Además, si te encuentras en unos de estos días con energía baja, permítete modificar o reducir el tiempo de práctica según necesites, sin sentidos de culpa, evitando juzgarte y agradeciendo a tu cuerpo por permitirte practicar, sea cual sea tu nivel de energía.
La preparación consciente de tu espacio y mentalidad creará una base sólida para tu práctica, permitiéndote aprovechar al máximo tu tiempo en el mat, incluso en días de baja energía.
Consejos clave para adaptar tu práctica
Adaptar tu práctica de Vinyasa no significa renunciar a sus beneficios, sino encontrar formas más amables de mantener el movimiento y la conexión con tu cuerpo. Aquí te comparto las claves que me han servido para hacer más accesible la práctica esos días de baja energía. En las posturas de pie, es mejor reducir el tiempo de permanencia en cada asana y buscar puntos de apoyo adicionales. Por ejemplo, durante los lunges o posiciones de guerrero, puedes mantener una rodilla apoyada en el suelo para mayor estabilidad. La pared puede convertirse en tu mejor aliada para las posturas de equilibrio, y no dudes en doblar las rodillas durante las flexiones hacia adelante para reducir la intensidad.
Cuando se trata de posturas que requieren más fuerza, como Chaturanga, opta por bajar las rodillas al suelo. El perro hacia abajo (Adho Mukha Svanasana) puede realizarse con las rodillas flexionadas para hacerlo más accesible. En lugar de mantener una plancha completa, trabaja con las rodillas apoyadas, y aprovecha los bloques para elevar el suelo y hacer las posturas más accesibles a tu nivel de energía.
Para las posturas sentadas, puedes utilizar elementos que te ayuden a mantener una posición cómoda y estable. Siéntate sobre un bloque o una manta doblada para elevar la cadera, lo que te ayudará a mantener la espalda recta. En las flexiones hacia adelante desde una posición sentada, mantén las piernas ligeramente flexionadas para reducir la tensión en la parte posterior del cuerpo.
La respiración consciente se convierte en tu mejor guía durante una práctica suave. Comienza tu sesión con respiraciones largas y profundas que te ayuden a centrar tu energía y establecer una conexión con tu cuerpo. Mantén un ritmo respiratorio constante y cómodo durante toda la práctica, y si conoces la respiración ujjayi (respiración oceánica), utilízala de manera suave para mantener el enfoque.
La sincronización entre movimiento y respiración es fundamental, pero en días de baja energía, es importante ralentizar el ritmo. Permite que sea tu respiración la que guíe la velocidad de las transiciones, y no dudes en tomar respiraciones adicionales entre posturas si lo necesitas. Recuerda que es preferible realizar menos posturas manteniendo una respiración consciente que tratar de mantener un ritmo más intenso que comprometa la armonía de tu respiración.
Desarrollar una práctica consciente implica mantener un diálogo constante con tu cuerpo. Presta atención a tu nivel de energía momento a momento, observando cualquier sensación de tensión o incomodidad que pueda surgir. Los cambios en tu respiración son excelentes indicadores de cuándo necesitas ajustar la intensidad de tu práctica, al igual que cualquier señal de mareo o fatiga excesiva.
Responder a estas señales de manera consciente significa permitirte tomar descansos sin juicios cuando los necesites. Ajusta la intensidad de tu práctica según tus sensaciones, mantén las posturas durante menos tiempo del habitual y no dudes en incorporar más pausas entre las transiciones. La clave está en mantener una práctica responsable, evitando forzar las posturas o intentar variaciones avanzadas cuando tu energía está baja.
Recuerda que adaptar tu práctica no es un signo de debilidad, sino de sabiduría. Esta sabiduría es especialmente valiosa en los días de baja energía, donde la práctica suave puede convertirse en una poderosa herramienta de autocuidado y conexión.
La verdadera esencia del yoga no está en la intensidad de la práctica, sino en la constancia y la conexión que mantenemos con ella. Cuando adaptamos nuestra práctica a días de baja energía, estamos cultivando una relación más profunda con nuestro cuerpo, desarrollando una práctica sostenible a largo plazo.
Recuerda: cada vez que llegas al mat, incluso en tus días más bajos, estás fortaleciendo tu práctica. El viaje más largo comienza con un pequeño paso, y a veces, ese pequeño paso es simplemente desenrollar tu mat para una práctica suave.
Namaste 🙏
Xuan Lan es instructora de yoga y meditación mindfulness. Tiene formación en Vinyasa (200 h), Jivamukti (75 h), Dharma yoga (200 h), Intensivo de Ashtanga (50 h) y Yoga para trauma (20 h). Además, también ha estudiado Gestión del estrés y Regulación Emocional con Mindfulness en la UOC (Universidad Oberta de Catalunya).
Es autora de 3 libros: "Mi diario de yoga", "Yoga para mi bienestar" y "La buena hija vietnamita".