¿Qué es el slow life?
El famoso concepto de slow life, o vida lenta, es un movimiento que promueve la desaceleración de nuestro actual estilo de vida occidental, que se caracteriza por la rapidez y la sobrecarga de estímulos, con el objetivo de respetar los tiempos y ritmos de cada individuo, en contraposición a la inmediatez de estos tiempos.
El slow life da importancia a aquellas actividades que buscan el desarrollo de la persona, nutriéndose de aquello que, aunque suele ser cotidiano y simple, resulta ser lo más esencial y necesario para nuestro bienestar. Unos minutos al día de meditación, algo de ejercicio físico, un paseo en buena compañía, comer con amigos o familia, dormir las horas necesarias, alimentarse bien… resulta ser, en ocasiones, un lujo que no nos permitimos debido al estrés y la falta de tiempo.
La conciencia y la gratitud son elementos claves en este movimiento. No se trata de evitar las responsabilidades, sino ser más responsables con nuestra vida desde el bienestar, hallando el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu.
¿Cómo llevar una vida slow life?
Para comenzar, necesitamos parar. Darnos un tiempo y espacio para ver cuáles son nuestras necesidades, los cambios que requiere nuestro momento y la visión de lo que queremos lograr. Conocerse es el primer paso y el más importante, seguido del compromiso con uno mismo para alcanzarlo.
Nos podemos sentir muy atraídos por la idea de alejarnos del estrés y del ritmo acelerado, pero puede resultar muy complicado llevarlo a cabo, sobre todo cuando estamos en ciclos de trabajo intenso y de responsabilidades.
Sin generarnos más presión de cómo debería ser nuestra vida, podemos replantearnos cosas simples, comenzar por algún cambio pequeño. Esa simple decisión puede cambiar completamente los siguientes pasos que demos.
Puedes empezar por ralentizar algún momento de tu rutina. Por ejemplo, puedes practicar mindfulness mientras cocinas algo rico, durante tu ducha diaria o practicar mindful eating.
Yoga como modo de vida slow
El yoga es una práctica que promueve la conciencia sobre nuestro cuerpo y nuestra mente a través de posturas físicas (asanas), técnicas de respiración (pranayama) y meditación. Es un camino de vida que nos ayuda a ser más conscientes, a conocernos, a aceptarnos y a respetarnos, también a nuestro entorno, además de cultivar autodisciplina, compromiso y constancia. De esta forma, las decisiones que tomamos son más factibles en la práctica.
El yoga es un camino de transformación: con más presencia, nos puede ayudar a mantener una actitud de vida slow. Quizás, al principio, empiezas ralentizando durante esos minutos diarios de práctica. Pero poco a poco, el yoga nos enseñan a ralentizar en el resto de aspectos de nuestra vida.
Cómo integrar el slow life en tus vacaciones
Las vacaciones son el momento ideal para integrar algunos conceptos del slow life. Al tener más tiempo y la mente alejada de las preocupaciones, resulta más sencillo reservar momentos para uno mismo y aprender a poner conciencia en nuestro día a día.
Aquí te dejo algunos consejos de slow life para tus vacaciones:
- Planificación consciente y sencilla. Evitar sobrecargar el horario con actividades. Dejar espacio para el descanso, la escucha y la espontaneidad, decide lo que más a hacer según lo que te apetezca en cada momento.
- Práctica diaria. Incorporar sesiones diarias de yoga y meditación para mantener el equilibrio y la paz interior.
- Alimentación consciente. Optar por preparar y disfrutar de comidas caseras, utilizando ingredientes frescos y locales.
- Tiempo en la naturaleza. Pasar tiempo al aire libre, disfrutando de la tranquilidad y observando la belleza del entorno natural, sea mar o montaña.
¿El slow living nos hace más felices?
Llevar una slow life requiere de la transformación, de cuestionarse, detenerse, observar, analizar, y luego llevarlo a la práctica. Quien adquiere ese nivel de autoconocimiento y disciplina para vivir de otra forma, asegura que sí, te ayuda a ser más feliz.
Uno de los grandes beneficios es optimizar el tiempo, saber a lo que quieres dedicar tu día a día; estableciendo prioridades y disfrutando más de cada momento. Vivir con menos, valorando más lo que se tiene es una de las claves para esta felicidad interior, accesible para todos.
Cuando tienes los objetivos claros, además, es mucho más fácil de conseguirlos. Si le añades la energía necesaria, buena voluntad y consciencia, puede ser un buen camino de vida.
Ideas para poner en práctica la vida slow
Te doy algunas ideas si quieres aprovechar este agosto para comenzar a vivir un poco más slow:
- Planifica, organiza, pero déjate tiempo siempre disponible para improvisar y cambiar de planes según avance tu día. A veces nos levantamos muy enérgicos y, de repente, necesitamos descansar, o al revés, así que permítete estos cambios, siempre respetando tus prioridades.
- Disfruta de las pequeñas cosas, de lo cotidiano. Puedes hacer un ejercicio muy simple: cada noche anotar 3 cosas que quieras destacar de tu día, con agradecimiento. Si lo conviertes en un hábito, tu forma de pensar cambiará y sentirás una energía más positiva.
- Más naturaleza. Intenta estar en contacto con lo natural, el mar, la tierra, el parque, la montaña, los animales… algo tan sencillo que tan rápido puede devolvernos a un estado de paz.
- Mindful eating: come despacio, come sano, nutritivo, disfrutando del proceso de comprar, cocinar, y degustar, sin prisa, sin estímulos externos (sin móvil o televisión) y verás cómo la comida te sienta mucho mejor y además, no necesitas comer tanto.
- Presencia: unos minutos de mindfulness, de respiración o pranayama, de yoga… solo en conexión con tu cuerpo y tu respiración, en el presente, puede cambiar tu estado anímico, mental y energético de forma muy sencilla.
- ¡Relax! Descansa, duerme suficientes horas y toma una actitud contemplativa en ocasiones. La mente necesita resetearse. Y para ello algo que nos ayuda mucho es el silencio.
- Dedícate mucho amor y autocuidado. Para poder cuidar y estar disponible para los demás, necesitamos darnos también a nosotros mismos.
- Deshacerse de lo innecesario, consumir menos y con más consciencia. Tener un estilo de vida minimalista nos ayuda a sentir más espacio, más ligereza y a ser más respetuosos con nuestro entorno.
- Usar la tecnología con consciencia, sin que nos domine el automático, poniendo límites en su uso y dedicándonos días a estar menos conectados.
Slow yoga
A veces en la práctica podemos también caer en automáticos, en desconexión, en forzarnos demasiado. Es algo normal, por ello de vez en cuando, practicar de forma más lenta, más consciente, nos ayuda a darnos cuenta de estos patrones que se establecen también en nuestra rutina de yoga.
Te invito a que practiques clases más slow este verano, en XLYStudio, mi plataforma de yoga y meditación online, encontrarás varias opciones de prácticas para esta época.
Namasté.
Xuan Lan es instructora de yoga y meditación mindfulness. Tiene formación en Vinyasa (200 h), Jivamukti (75 h), Dharma yoga (200 h), Intensivo de Ashtanga (50 h) y Yoga para trauma (20 h). Además, también ha estudiado Gestión del estrés y Regulación Emocional con Mindfulness en la UOC (Universidad Oberta de Catalunya).
Es autora de 3 libros: "Mi diario de yoga", "Yoga para mi bienestar" y "La buena hija vietnamita".
Gracias x todos tus consejos…M encantan tus clases…..