El dolor de caderas puede manifestarse de muchas formas: una sensación de rigidez al levantarte, incomodidad al sentarte mucho tiempo o incluso una molestia persistente que limita tu movilidad. A veces es sutil, otras más intensa. Pero lo cierto es que cuando las caderas están bloqueadas, lo sentimos en todo el cuerpo.
A lo largo de mi práctica, he aprendido que esta zona no solo acumula tensiones físicas, sino también emociones. Las caderas son nuestro centro de estabilidad, de impulso y de sostén. Y cuando dejamos de movernos desde ahí, empezamos a perder conexión con el cuerpo.
En este artículo quiero compartir contigo cómo el yoga, practicado desde la suavidad y la presencia, puede ayudarte a aliviar el dolor de caderas, recuperar movilidad y reconectar con tu centro.
¿Por qué aparece el dolor de caderas?
El cuerpo nos habla todo el tiempo. Y cuando aparecen problemas en la cadera, muchas veces está señalando un desequilibrio que hemos estado ignorando: sedentarismo, estrés, desalineaciones o movimientos repetitivos sin compensación.
Así, el dolor de cadera dependerá de hábitos diarios como permanecer sentadas durante horas acorta y debilita los músculos del psoas y los glúteos. Una rutina de ejercicio intensa sin estiramientos adecuados puede sobrecargar la articulación y con eso comporta sufrir dolores. Y las emociones no expresadas también se manifiestan en esta zona.
Sea cual sea la causa, lo importante es entender que no se trata solo de abrir las caderas, sino de hacerlo con consciencia. Escuchar antes de avanzar. Movernos desde el respeto y no desde la exigencia.
Cómo puede ayudarte el yoga si tienes dolor de caderas
Cuando practicamos yoga con atención plena, comenzamos a descubrir patrones que han estado ahí sin darnos cuenta: cómo caminamos, cómo nos sentamos, cómo reaccionamos al dolor. Y poco a poco, empezamos a soltar.
El yoga para el dolor de caderas además de ayudarnos en la apertura, se trata de restaurar la movilidad natural, aliviar la tensión muscular, fortalecer los estabilizadores y crear espacio interno sin dolor. Así, no es que esa patología no se pueda solucionar sino que, a través de posturas suaves y respiración consciente, puedes:
- Reducir la rigidez en glúteos, ingles y espalda baja
- Activar la musculatura profunda de la pelvis sin impacto
- Mejorar la circulación y oxigenación en la zona
- Liberar tensiones emocionales asociadas a esta articulación
- Sentirte más ligera, más alineada, más presente
Y todo esto sin necesidad de llegar al límite. Solo escuchando y moviéndote desde dentro.
Una práctica suave para liberar tus caderas
Si sientes dolor en las caderas o simplemente notas que esta zona está rígida o limitada, te propongo una pequeña secuencia que puedes realizar en casa.
Comienza tumbada boca arriba, con las plantas de los pies juntas y las rodillas abiertas hacia los lados. Coloca cojines debajo de las piernas si lo necesitas. Esta posición, conocida como Supta Baddha Konasana, te permite abrir la pelvis de forma pasiva y segura.
Después, pasa a la postura de la paloma. Lleva una pierna doblada al frente y la otra extendida hacia atrás. Apoya las manos o los antebrazos y alarga tu columna.
Finaliza sentándote con las piernas separadas suavemente hacia los lados e inclina el torso hacia delante, hasta donde el cuerpo lo permita sin tensión. Respira. Observa. Quédate ahí unos minutos.
Esta breve secuencia puede ser muy efectiva si la practicas con regularidad. La clave no está en cuántas posturas hagas, sino en cómo las habitas.
Recomendaciones si tienes dolor de caderas
No es necesario que el dolor llegue a ser intenso para empezar a cuidarte. De hecho, cuanto antes escuches esas señales, más fácil será recuperar el equilibrio. Si tus caderas están sensibles, te recomiendo:
- No forzar la apertura: cada cuerpo tiene su propio ritmo
- Usar soportes como bloques o cojines para mayor comodidad y no usar asientos muy bajos o blandos
- Evitar posturas prolongadas sentada sin movilidad posterior
- Practicar de forma regular aunque sea solo 10 o 15 minutos al día: subir escaleras es una opción que puede aportar grandes beneficios
- Prestar atención a la respiración en cada movimiento
Eso sí, cuando sientas que el dolor va más allá es necesario acudir a un profesional para que pueda comprobar que el estado de tu cadera es el correcto. El yoga no tiene que doler. Todo lo contrario: debe ayudarte a sentirte mejor, más alineada y conectada contigo misma.
Practica conmigo: clase gratuita de vinyasa flow para las caderas
Para acompañarte en este proceso, he creado una clase gratuita de yoga para aliviar el dolor de caderas, disponible en mi canal de YouTube. Es una práctica accesible, suave y adaptada a todos los niveles.
Haz clic aquí para ver la clase: Vinyasa flow para las caderas
Durante la sesión trabajaremos la apertura pélvica de forma progresiva, cuidando la postura y respirando juntas. Puedes repetirla tantas veces como lo necesites.
Volver al centro: más allá del cuerpo físico
Las caderas son mucho más que una articulación. En yoga, las consideramos un punto de energía y de sostén emocional. Cuando abrimos esta zona desde la presencia, también estamos abriendo espacio para respirar mejor, movernos con más libertad y dejar ir lo que ya no necesitamos cargar.
Liberar el dolor de caderas no solo alivia el cuerpo. También nos devuelve a nuestro eje. A esa sensación de habitar el cuerpo con ligereza, sin rigidez ni exigencia.
Namasté,
Xuan Lan
Xuan Lan es instructora de yoga y meditación mindfulness. Tiene formación en Vinyasa (200 h), Jivamukti (75 h), Dharma yoga (200 h), Intensivo de Ashtanga (50 h) y Yoga para trauma (20 h). Además, también ha estudiado Gestión del estrés y Regulación Emocional con Mindfulness en la UOC (Universidad Oberta de Catalunya).
Es autora de 3 libros: "Mi diario de yoga", "Yoga para mi bienestar" y "La buena hija vietnamita".