Me parece muy bien que la meditación y el yoga se popularicen como herramientas antiestrés o de rehabilitación de espalda o de lesión corporal pero, ¿por qué no conseguimos tomar consciencia de esta necesidad de meditar antes de que nos toque el problema? Meditación y felicidad van de la mano.
Supongo que el ritmo de vida occidental hace que no paramos de hacer, de planificar, de whattsapear, de googlear, de correr contra reloj. Si la gente pudiera escucharse de vez en cuando para detectar el mal o tensión naciente, podrían empezar la meditación en modo de prevención y no curativo. No es un antibiótico con efecto rápido. La meditación es una experiencia íntima y personal que requiere tiempo para notar los beneficios. Puedes leer mi post sobre cómo empezar la meditación.
Vida saludable y meditación
Me gustaría que la meditación fuera parte integrada de nuestro estilo de vida saludable. De igual manera que seguir una dieta equilibrada, hacer deporte, dormir suficiente, beber 1,5l de agua al día. Los yoguis y los que meditan regularmente son los mejores prescriptores para difundir este mensaje.
Escribo este post desde Myanmar (antigua Birmania) un país 90% budista. En la foto de abajo, la Escuela Theravada, puedes ver a monjes vestidos de color rojo burdeos por todas partes. También vemos a niños y jóvenes con la cabeza rapada y vestidos como monjes, pero no lo son. Son novicios o niñas-monjas que viven en monasterios y conventos durante solo un tiempo.
Los padres birmanos suelen mandar a sus hijos e hijas a partir de los 5 años a una “colonia” en un monasterio/convento para que hagan su “noviciazgo” budista. Esta costumbre aporta buena suerte a la familia. Y, para las familias pobres, es una manera de enviar los niños de vacaciones con comida y alojamiento gratis. En lugar de hacer clase de tenis o vela cada día, dedican horas a meditar, aprender la enseñanza budista, hacer tareas de limpieza y lavandería, conocer a nuevos amigos y disfrutar de una experiencia espiritual desde una edad temprana.
La estancia puede durar una semana, un mes o para toda la vida. La primera vez suelen elegir los padres, pero luego el niño o la niña puede decidir de repetir durante su infancia adolescencia. Aunque el hecho de raparse la cabeza puede disuadir algunas chicas.
Si te interesa saber más lee aquí un post sobre un convento de niñas-monjas de la ciudad de Nyaungshwe, cerca del lago Inle.
No rompen con el mundo exterior, algunos tienen móviles, se divierten con vídeo juegos, juegan a fútbol y siguen con pasión la liga inglesa en la televisión. No se les quita su infancia, sino que completa con una enseñanza religiosa y espiritual, tareas y deberes de vida comunitaria como en un internado.
Todas las personas locales que conocí durante mi viaje lo hicieron. A algunos les gustó la experiencia y a otros menos pero todos coinciden en que aprendieron mucho y que siguen con la práctica de la meditación.
Meditación y felicidad
La profesora monja que entreviste, cuando me despedí de ella, me rogó que difunda la práctica de la meditación en mi país porque es la única manera de conseguir la felicidad y paz interior. Dice que los bienes materiales crean apego, miedo a perderlo y presión en acumular más. Ella no tiene nada, ni casa (vive en el convento), ni bienes. Y es feliz.
Si ofreciéramos a cada uno, desde pequeño, las herramientas para desarrollar la felicidad en cada uno, quizás el mundo adulto viviría y sería menos estresado, acelerado siempre en búsqueda de tener más.
Y para ello, tengo una propuesta: Introducir la “meditación” en el programa escolar (sin nota ni examen). Así, los niños desarrollarán su propia práctica espiritual.
Así lo hacen en Myanmar. Empiezan el día de cole primero cantando mantras religiosos budistas y luego dedicando 5-10 minutos de silencio en concentrar la mente en la respiración por la nariz. No lo llaman meditación, pero lo es.
No sé mucho de pedagogía infantil, pero estoy convencida que con una sesión de tan solo 5 minutos de silencio (sin hablar ni hacer nada) al inicio de cada mañana de cole tendría efectos positivos sobre el humor, la concentración y a largo plazo sobre el conocimiento de uno mismo. No puede ser malo, ¿no? Durante este ratito cada uno está libre de pensar o soñar sobre cualquier asunto, si a un adulto le cuesta calmar su mente no hace falta pedir a un niño de 8 años mantener la concentración, sino acostumbrarle a saber estar consigo mismo.
Según mi opinión y experiencia, crear el hábito es clave para conseguir meditar, estar más conectada con su cuerpo y sus emociones. Y los niños aprenden más rápido, es como el deporte o los idiomas, si empiezan a una edad temprana luego se queda grabado para siempre.
Por supuesto me refiero a una meditación sin religión, sin preceptos sociales o comendamientos. Solo dejando a cada uno este ratito diario para estar consigo mismo sin hablar, sin hacer, y sobre todo sin móvil, ni juguete.
Quiero pensar que si introducimos la meditación en las escuelas tendríamos menos estrés en la vida adulta y, seguramente, más felicidad. ¿Qué opinas?
Rutina tranquilidad y meditación 🧘♂️
5 semanas para aprender a vivir con más serenidad
Xuan Lan es instructora de yoga y meditación mindfulness. Tiene formación en Vinyasa (200 h), Jivamukti (75 h), Dharma yoga (200 h), Intensivo de Ashtanga (50 h) y Yoga para trauma (20 h). Además, también ha estudiado Gestión del estrés y Regulación Emocional con Mindfulness en la UOC (Universidad Oberta de Catalunya).
Es autora de 3 libros: "Mi diario de yoga", "Yoga para mi bienestar" y "La buena hija vietnamita".
Hola Xuan, estoy totalmente de acuerdo… es necesario que dediquemos 5-10 min de nuestros estresantes occidentales días, a parar y tomar conciencia. Yo estoy entrenándome para ello, voy lenta, pero no tengo prisa…
Me gusta mucho tu blog y tus sesiones de YouTube. Espero poder ir pronto a BCN para ir a una clase tuya.
salu2