Llevo casi dos semanas en un retiro de yoga en Sri Lanka, Ulpotha, ubicado en medio de la selva. No hay electricidad, solo una placa solar permite cargar los móviles de los huéspedes. Para cargar ipad o cámaras de fotos, hay que mandarlos al pueblo durante 2 días. No hay internet, por supuesto, y la única señal 3G se capta desde arriba de “Monkey Rock”, una roca que se alcanza en 20 min de caminata por la jungla.
El retiro está organizado como un pueblo de cabañas repartido en una gran propiedad en medio de la jungla. Hay un lago, y convivimos con los monos y otros animales salvajes, aves, elefantes y muchos insectos de todo tipo.
Las cabañas (las mismas que la gente local que vive en la propiedad, pero algo más grandes) son abiertas, y los baños, sin agua caliente, compartidos. Cada noche Thilal, el señor que se encarga del mantenimiento y limpieza de mi cabaña, enciende unas linternas de aceite, que me permitía ver y no tropezar la cama, pero necesitaba encender mi luz frontal para lavarme los dientes.
Lujo básico y rudimentario
Os cuento todo eso para que os podáis imaginar el entorno salvaje y desconectado del lugar y las rudimentarias condiciones del alojamiento. La verdad es que el lugar es mágico, idílico y perfecto para un verdadero detox mental y físico en condiciones básicas, pero a la vez lujosas (te hacen la cama, la comida es bio directamente del huerto, todo está muy cuidado). Convivir en armonía con la naturaleza salvaje puede ser un buen reto para una urbanita como yo.
Vivir en comunidad con desconocidos
El juego de “la Chica del Tren”
Seguro que algún día sentada en la terraza de un café has observado a la gente que pasaba por la calle imaginando o intentando adivinar qué hace en la vida. Un poco como en la novela “la chica del tren” , la protagonista se imagina la vida de una pareja que ve cada día desde la ventana del tren que la lleva al trabajo. Pero tu nunca sabrás quienes son esas personas y si tenías razón sobre ellas.
Esto es un juego, pero a veces ponemos etiquetas a la personas, por su manera de vestir, de moverse, su corte de pelo o el color de su piel, y esta idea preconcebida es el primer paso a la discriminación y nos puede influenciar para acercarnos o alejarnos de algunas personas.
Vivir con desconocidos
En un retiro de yoga se vive en comunidad, y especialmente en Ulpotha porque está en medio de la jungla. Practicamos yoga dos veces al día, las comidas se hacen al rededor de un bufet a horas fijas sin mesas, pero sentados en unos sofás amplios y compartidos que invitan a hablar con los demás.
Durante los dos primeros días se puede ver claramente la diferencia entre los que acaban de llegar de Europa, todavía con una actitud un poco rígida, saludando a penas a la gente con un movimiento de la cabeza, observando a la gente y escaneando para decidir con quien compartir el tiempo. Mientras que los que llevan una o dos semanas, se acercan a ti con una sonrisa relajada, dándote la mano para saludarte y conocer tu nombre. Se nota como las vacaciones relajan la mente y la actitud.
Las primeras comidas son los momentos para decidir donde sentarte para conocer a tus primeros compis yoguis. Quizás tu instinto de discriminación ya está en marcha porque quizás vas a buscar, de forma superficial, a personas de tu edad, con look trendy urbano, o más bien yogui hippy con pantalón comprado en un mercadillo, o backpacker con look desenfadado, el chico guapo del fondo o el señor un poco patoso que se reía de su poca flexibilidad en clase.
Enseguida te das cuenta que estas etiquetas preconcebidas que ponemos a la gente son muy equivocadas. Me gusta lo que dijo el monje budista, Matthieu Ricard, en uno de sus libros, “si ves la luz con gafas que tienen un filtro de color, cual sea el filtro, la luz no tiene color”. Mejor quitarnos estas gafas y mirar con el corazón.
Mi experiencia en este retiro de yoga en Sri Lanka
En Ulpotha, conocí a gente muy diversa que venía de toda Europa y los EEUU, de 20 a 67 años con perfiles todos muy interesantes. De alguna manera quiero pensar que una persona que cruza la mitad del planeta con avión y horas de coche para ir a un retiro de yoga sin electricidad en medio de la jungla se preocupa por su salud mental y física, su desarrollo espiritual y tiene algo interesante que decir.
Conocer a gente muy diversa es enriquecedor
Rob, el profe de yoga americano se reveló un personaje muy divertido, desenfadado, muy profesional pero quintándole a la enseñanza el lado un poco serio que muchos profes de yoga suelen tener.
Sonya, la americana que vive en Lebano , habla árabe y trabaja con ONGs
Lara, la fotógrafa londinense que cubre las fiestas más hip de Londres para revistas de moda, pero también la niña más mona, simpática, abierta, sonriente y amable con todos, un amor!
Su hermana, un rubia de 20 años, aún estudiante en Oxford, pero que ha recorrido medio mundo en back packing. Las dos chicas más educadas y monas que he visto desde hace tiempo.
Georg, un empresario austriaco que vive la mitad del tiempo en los aviones y los EEUU que nos contó su mejor experiencia existencial fue un retiro de vipassana improvisado en Sri Lanka hace dos años después de venir a este retiro de yoga en Sri Lanka.
Ruth una señora suiza jubilada de 67 años, ya con dos operaciones de caderas y problemas de espalda que vino y siguió todas la clases de prana flow de Rob, chapó!!
Susan, una señora iraní de 65 años que vive en Suiza y quien fue la última en acostarse después de ocupar la pista de baile en la fiesta del viernes.
No voy a describirlas todas porque éramos 18 pero qué placer abrirte a escuchar y descubrir sus historias y personalidades, todas únicas, enriquecedoras e interesantes.
Retiro en Sri Lankca con comida ecológica y fresca
Es casi imposible comer bio, natural y fresco cada día. Aunque vivas en el campo y cultives tu huerto, siempre se conservan ingredientes en la nevera, otros son fabricados y envasados. Durante un 15 días he podido disfrutar de una comida vegana bio fresca.
El retiro tiene un gran huerto ecológico protegido por unas vallas para evitar que los monos y otros animales se comen los frutos. En el huerto, la gente del pueblo cultiva una gran selección de coles, raíces, verduras y hortalizas y un tipo de arroz rojo.
La comida es prácticamente vegana (hay huevos los viernes y yogurt de búfala al medio día, el reto es vegano), directamente del huerto, cocinada al fuego de leña en ollas de barro, sin horno ni gas, y por supuesto ni nevera para guardar, ¡todo es fresco!
Hortalizas, verduras, frutas, raices, judias, legumbres del huerto
Cada día, el equipo de la cocina dedica unas tres horas para preparar cada comida para unos 20 huéspedes. Siempre incluye arroz rojo, papadum (unos chips), dhal de lentejas y otra legumbre hervida, varios currys de verduras o frutas, ensalada de tomate y pepino, una cereal tipo mijo o algún tipo de pan de coco con harina de arroz casera. Y, de postre, fruta natural cortada (piña, papaya o sandía), infusión de jengibre y de cilantro y zumo de fruta de la pasión.
Varian las verduras cada día y cuesta reconocerlas en esta salsa amarilla de curry (usan hojas de curry frescas y no polvo!). La comida es buenísima y variada, pero es verdad que al final se resume en arroz con curry cada día.
Comidas en convivencia
Las comidas se sirven en Ambalama, una casita cuadrada abierta por los lados, solo con sofás y cojines como un gran chillout. Es tipo bufet libre en el suelo en las ollas de barro y cucharas hechas con cascara de coco. La gente come sentada en los sofás y cojines (no hay mesas).
Y, por la noche, el espacio se iluminaba con velas de aceite. Se creaba una atmósfera muy íntima, siempre desplazándonos con una vela o una linterna de camping.
Desayunos en la cabaña de Karuna
El desayuno y snacks se sirven en la cabaña de Karuna desde las 6:30h donde esta cariñosa señora prepara una olla de té , hay plátanos babys de libre servicio (son adictivos y tan pequeños que acabas comiendo 4 o 6 cada día), y lo mejor de todo, el agua de coco fresco. Karuna siempre tiene cocos jóvenes que corta en el momento para beber el agua.
Karuna cada día nos ofrecía algo en el desayuno: pancake, pastel de coco, galletas, bizcochos de coco,… Si no te gusta la coco, tu dieta se puede limitar a plátanos con arroz porque la coco es la base de toda la cocina.
Mi aprendizaje personal en la primera semana
El paraíso se transformó en un pequeño infierno
¿Qué pasa cuando la mala suerte transforma le paraíso en un pequeño infierno? Durante 5 días en este retiro de yoga en Sri Lanka, tuvimos una tormenta tropical tipo monzón que nos impedía pasear, subir al Monkey Rock, practicar yoga fuera de la shala de yoga. Y, como no había sol para la placa solar, no había manera de cargar los teléfonos para escuchar música, hacer fotos o leer mis libros kindle.
Las sábanas y toda la ropa estaban siempre mojadas y tampoco podíamos lavar la ropa porque no podía secar. Por la noche me costaba dormir por el ruido de la tormenta (la cabaña no tiene ventana) y los animales se despiertan temprano gritando cada uno su sonido. Pero lo mas difícil para mi, fue la falta de luz. Estuvimos a oscuras días y noches enteros y me di cuenta de la importancia y efecto de la falta luz en el estado de humor. Tengo suerte de vivir en Barcelona y tener casi 300 días de sol al año, me cuesta entender como se vive en Finlandia o Islandia.
Sentí una fuerte frustración de pasar mis vacaciones bajo la lluvia sin poder aprovechar el inmenso jardín y jungla con su lago. Me sentí un poco impotente sin poder salir y hacer lo que había planeado y soñado hacer desde que viste la web.
Aceptación para superar una situación difícil
Me acorde de un capítulo del libro “Tres amigos en búsqueda de la sabiduría” de tres autores franceses sobre la aceptación de una situación dolorosa, explicando que aceptar no significa resignación. Matthieu Ricard, uno de los tres autores, monje budista de origen francés, explica que la meditación y entrenamiento de la mente permiten modificar nuestra percepción de las situaciones dolorosas. Nos dan la capacidad para sufrir menos, luchar con valentía y serenidad en circunstancias difíciles, y evitar añadir el sufrimiento existente y la frustración.
Christophe André, el segundo autor y psiquiatra especialista en meditación, comenta una respuesta que dio un padre frente a la enfermedad mental de su hijo (esquizofrenia): “Usted es impotente para ayudar a su hijo y por eso está sufriendo. Acepte esta impotencia sin renunciar estar a su lado, enséñale que le quiere aunque no pueda ayudarle, porque de momento no puede hacer nada más.” Al final de la jornada, el hombre parecía más en paz y menos atormentado, según André.
Aceptar la impotencia y cambiar la experiencia por algo positivo
Para volver a mi situación molesta por la lluvia, decidí no culpar la mala suerte y aceptar mi impotencia frente al mal tiempo. El legging mojado de la mañana no se convirtió en un placer de repente, pero deje de quejarme ya que todos vivíamos la misma situación y que no se podía hacer nada. Al final, la única opción era de quedar en la zona común de chillout de comidas, iluminada por velas para charlar, o en la mini cocina para hacer una infusión con unas cookies de jengibre.
Durante esos días de vida en comunidad se desarrollaron muchos vínculos y good vives. Algo que no ocurrió durante la segunda semana soleada, ya que la gente se dispersaba en los numerosos espacios de la propiedad para desconectar, leer y descansar a solas.
En resumen, frente a nuestra impotencia, fue aceptar la mala situación para aprovechar y vivir de la mejor manera posible la increíble experiencia de estar en este fabuloso retiro de yoga en Sri Lanka.
Por otro lado, la lluvia no nos impidió hacer las dos practicas diarias de yoga y el profesor, con su talento de animador alegre consiguió animarnos y guiar secuencias de flows llenas de buena energía.
Las cenas eran escenas de risas, abrazos, buen ambiente y largas conversaciones para conocernos sin la superficialidad de la sociedad moderna acelerada. Es difícil hacerse amigos íntimos en dos semanas, pero puedo decir que he conocido a gente muy especial y tengo ganas de volver a verlos para que este encuentro se convierta en amistad.
Cuando reapareció el sol, el placer de salir a pasear fue aún más grande. Teníamos la sensación de que nos lo merecíamos, y durante esa semana soleada hablábamos de la lluvia como un viejo recuerdo del pasado sin mal sabor de boca y sin este sentimiento de haber perdido una semana de vacaciones.
Ante una situación que no controlas y que te molesta, acepta la impotencia y no te dejes llevar por los pensamientos negativos que se suman a la dificultad existente. Lucha contra el enfado y la frustración aportando algo positivo para aligerar el dolor.
Espero que te haya gustado mi experiencia en este retiro de yoga en Sri Lanka
Xuan Lan es instructora de yoga y meditación mindfulness. Tiene formación en Vinyasa (200 h), Jivamukti (75 h), Dharma yoga (200 h), Intensivo de Ashtanga (50 h) y Yoga para trauma (20 h). Además, también ha estudiado Gestión del estrés y Regulación Emocional con Mindfulness en la UOC (Universidad Oberta de Catalunya).
Es autora de 3 libros: "Mi diario de yoga", "Yoga para mi bienestar" y "La buena hija vietnamita".
Xuan que bonito leerte!! Disfruta del sol y la energía que desprende para cargarte si cabe mas de TODO lo bueno. Un abrazo desde Barcelona