Descubriendo Asia y manteniendo mi práctica

10-02-2016

Estoy de viaje por Asia descubriendo paisajes, culturas y gente muy distinta.

Una parte de este viaje está dedicado al trekking caminando por las montañas, colinas y campos de la India, Myanmar y Laos para llegar a pueblos remotos para conocer minorías étnicas.

Después de 5 o 7 horas de caminada llegamos a pueblos aislados sin electricidad y con un solo pozo de agua comunitario. Este agua sirve para todo, cocinar, beber, «duchar», fregar o hacer la lavandería si no hay río. Hemos vivido en casa de granjeros y campesinos, compartiendo su comida, su habitación y su agua . En estas circunstancias no podía hacer mi práctica de yoga y tampoco me apetecía.

Al final del día notaba las piernas y rodillas cansadas de tanto subir y bajar montañas a pesar de la ayuda de los bastones. Mi único remedio para relajar las articulaciones era remangarme los pantalones para hacerme un suave masaje con un gel regenerador (use el gel balsámico Artrum frío de Santiveri) y hacer algunos estiramientos pero poca cosa más. La estancia común que compartíamos con 8 o 14 personas de la familia ( las habitaciones estaban separadas con cortinas en lugar de paredes) no me dejaba mucha intimidad para poner un pijama de seda y ponerme crema hidratante en todo el cuerpo.

Por supuesto no había ninguna terraza al sol, ni chillout ni hamacas para relajar, mi único asiento para cenar y descansar era un taburete de madera de 20 cm de altura (ellos ni lo necesitan), y luego una colchoneta en el suelo con muchas mantas porque hacía frío por la noche. Además la casa no contaba con calefacción (ni luz) ni insolación con sus paredes de bambú. El único accesorio moderno que tienen es una motocicleta que les permite ir a la ciudad de vez en cuando a vender los productos que cultivan.

A pesar de mi tapones cada mañana cual sea el pueblo los gallos nos avisaban que era hora de despertar sobre las 5:30.Fue toda una experiencia darse cuenta que gente vive con muy muy poco y que tampoco se quejan.

 

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Después de estos días de aventura, me tocaba una ducha caliente un hotel. El hecho de volver a una hogar más «normal» mi mente me decía que quería hacer yoga pero mi cuerpo todavía notaba el cansancio. Por eso he creado estas dos secuencias fáciles y fluidas de vinyasa del método Yogalan, un estilo de yoga flow y accesible a todos.

No se mantienen las posturas fijas mucho tiempo, se mueven las articulaciones y todo el cuerpo de manera suave. La intensidad la eliges tú y el tiempo de la sesión porque puedes repetir cada vinyasa 2 o 3 veces en cada lado. También puedes aprenderlos de memoria para usar estas secuencias en lugar de tus saludos al sol habituales.

Yoga tras un esfuerzo físico

Unas fotos más para que puedas apreciar el ambiente. Niños sin zapatos pero con sonrisas. Casas con un solo fuego de leña para cocinar y calentar.

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un pozo único en el pueblo donde todos llenan envases y fregan. Un momento dulce con 6 baby cats y su madre que se calentaban con el fuego durante mi cena.

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